Firma invitada:
JASONE ARETXABALETA.- Ama de casa y Periodista
No hay más que echar un vistazo a las portadas de los periódicos del 21 de diciembre para darse cuenta de la escasa presencia de mujeres en las elecciones del 20 de diciembre. No quiero decir que los partidos no hayan cumplido la ley de paridad, ni mucho menos, estoy segura de que todos, desde el más pequeño hasta el más grande, han presentado el mismo número de mujeres que de hombres. Pero ¿cuántos de ellos han puesto a una mujer como candidata a la presidencia del gobierno español?
Me hice esta pregunta antes del comienzo de la campaña electoral y, por curiosidad, empecé a repasar todas las listas presentadas (625 para el Congreso, 670 para el Senado). Los resultados no han dado muchas sorpresas, son, más bien, lo que se podría esperar: el 33% de todas las listas presentadas para el Congreso tienen a una mujer en el primer puesto; respecto al Senado, el porcentaje sube un poco, hasta el 37%.
Si preguntara sobre las Comunidades Autónomas y provincias que más y menos mujeres tienen como cabeza de lista, seguro que nadie acertaría, ni siquiera yo misma, influenciada por prejuicios y tópicos, sin duda.
Una sola Comunidad Autónoma puede presumir de tener más mujeres que hombres como cabeza de lista y es Galicia, con el 52%, seguida por Asturias con el 46%. Por provincias, Pontevedra (65%), Toledo (60%) y Teruel, Ourense y Lugo (55%) están por encima de las demás.
En el otro extremo, la Comunidad que menos mujeres tiene como cabeza de lista es Cataluña, con el 24%, seguida por La Rioja, con el 25%. Por provincias, Sevilla (16%) y Lleida y Barcelona (17%) ostentan el título de ser las provincias donde menos mujeres encabezan las listas electorales.
Respecto a Euskadi, algo mejor que la media pero no para echar cohetes: solo el 38% de las listas presentadas tienen a una mujer en la primera posición. En Navarra la cifra baja hasta el 29%.
Conclusión:
Que los partidos políticos son masculinos, sobre todo aquello que tienen posibilidades de gobernar, da igual que sean de derecha, izquierda, centro o lateral.
Que los territorios que tenemos como modelos de modernidad y progreso, son los más atrasados en materia de paridad.
Y que nos queda un largo camino que recorrer y mucho trabajo por hacer, para ocupar el lugar que nos toca y que nos merecemos, también en el ámbito político.