Entrevista de Nekane Lauzirika en Deia a la presidenta de AED, Carolina Pérez Toledo
Aunque Carolina se crió rodeada de seis hermanos, reconoce que en su casa no se sintió discriminada en ningún momento. «Por eso, me pasaba como a muchas jóvenes de hoy que piensan que la igualdad entre hombres y mujeres está conseguida; es el falso espejismo de la igualdad que nos está haciendo mucho daño a las mujeres. Porque no solo existe el techo de cristal, sino que estudios serios de organizaciones como PricewaterhouseCoopers ya hablan del techo de cemento», sentencia esta brillante abogada, hecha a sí misma. Carolina además de ser socia y directiva para el País Vasco y la Zona Norte del Estado de Training Express Group, consultoría líder en proporcionar formación en idiomas presencial y virtual (sistema web 2.0) a empresas en más de 50 países, es la presidenta de la Asociación de Empresarias y Directivas de Bizkaia (AED), que aglutina a un gran número de empresarias de prestigio que luchan a diario por sacar adelantes sus organizaciones. Desde su despacho en el piso 15 de la Torre Iberdrola, Carolina va desgranando los proyectos e iniciativas que desde AED quieren implementar para situar a la mujer trabajadora en general, y a las empresarias y directiva en particular, en el lugar que les corresponde socialmente.
Salta la noticia. Baja el paro porque crece la contratación a mujeres. ¿Buena noticia o tiene truco?
-En principio es una excelente noticia que baje el paro, la principal preocupación de la sociedad. Y que el empleo femenino crezca también es un signo de recuperación de la economía. Ahora bien, hay que analizar porqué hay más empleadas.
¿Por qué cree que ha ocurrido?
-Por la temporalidad. En la economía cambiante en la que nos encontramos es muy difícil hallar trabajos indefinidos; todos son empleos temporales para una obra concreta, para una tarea de horas, días… esto hace que las mujeres entremos en el mercado al ser las que más acaparamos el trabajo precario. Sucede porque seguimos ocupándonos de las tareas del hogar. Esta es una de las causas.
¿Y las otras?
-Que el empleo creado en los últimos meses en Euskadi tenga nombre de mujer se debe a que ha aumentado la ocupación en el sector servicios, repleto de mujeres. Digamos que la industria está perdiendo peso en detrimento de los servicios. ¡Oh casualidad! Son ellas las que están en este sector.
Aun así, en general las mujeres sufrimos más el paro que los hombres. ¿Dónde están las razones: preparación, maternidad, atención a la casa, falta de conciliación, las leyes?
-El principal motivo es que la industria va a la baja y los servicios suben. El 60% del alumnado de las Facultades son mujeres, pero elegimos estudios no técnicos para empleos que tradicionalmente han realizado las mujeres; ocupamos áreas de servicios. Y no solo la sociedad nos asigna esas labores, nosotras mismas las hemos asumido, nos hemos creído que la conciliación -el cuidado de los mayores, niños, enfermos…- es cosa de mujeres. En tiempos de paro, con trabajos mal pagados y con la precariedad que ha traído la legislación, las mujeres optaron por estar en casa.
¿La vuelta de la mujer al ágora pública coincide con la leve mejoría económica?
-Pero en situaciones nada buenas. Como está ahora de mal el mercado, muchas se ven obligadas a trabajos multitareas. Sin olvidar que seguimos con la casa a cuestas.
Usted es de la generación del ‘baby boom’ y cuando salió a buscar empleo también se topó con altas tasas de paro. ¿Qué hizo?
-Monté mi primera empresa con 23 años. Soy abogada de formación y estuve ejerciendo durante un tiempo. Pero en los 80 al lanzarme al mercado laboral tampoco había empleo y salir adelante me era muy difícil; necesitaba dinero y como había dado clase particulares de inglés para pagarme los estudios, aunque mis hermanos me ayudaban a sufragar la carrera porque mi padre había fallecido, no me quedaba más remedio que ganar dinero. En el 88 creé una academia de idiomas en Erandio que 27 años después sigue en activo, Bristol School Of Languages de Altxaga, Erandio Idiomas. Era una academia local, dedicada más a niños, pero daba también clases a empresas.
¿Cómo fue su cambio hacia la enseñanza virtual?
-El mundo se fue transformando hacia formación virtual. Un importante cliente -Ferrovial- de la Academia me presentó a gentes de Training Express; los socios ingleses que estaban en Madrid y Barcelona que tenían una plataforma virtual con clases por skype que es nuestro producto estrella. Hoy somos líderes en el Estado; tenemos a más de la mitad del Ibex 35 trabajando con nosotros. Me uní a ellos hace seis años y nos hemos instalado hace tres meses en la Torre Iberdrola como posición estratégica.
¿Dudó antes de aceptar ser la presidenta de AED?
-Al principio sí, pero una característica nuestra es que las personas que entren sean un poco representantes de los diferentes sectores. Hay empresarias y directivas de grandes e importantes empresas que aportan su experiencia. El lobby siempre ha sido visto como algo negativo y no es verdad; ellos los tienen y los usan.
‘Lobbys’ femeninos ¿por qué no?
-Se tiene miedo incluso a la palabra. Pero es algo positivo; una forma de visibilizarnos, de potenciarnos, y para eso hemos de tener todo tipo de asociadas. Ahora contamos con muchas jóvenes emprendedoras.
¿En AED tienen programas específicos para al emprendimiento?
-Hemos iniciado un Plan de actuación para el 2015-2016, que lo llevamos cumpliendo bastante bien. Con indicadores de calidad; presentamos un proyecto importante a la Diputación de Bizkaia que nos lo aprobó y aunque aún no le hemos puesto nombre sabemos lo que queremos.
¿Un Centro de Liderazgo?
-En los últimos años AED se ha centrado en el apoyo al emprendimiento y participamos como mentoras de empresas. Seguiremos trabajando en esta línea, pero queremos ir más allá.
¿Para qué servirá este Centro?
-Para crear un Observatorio que identifique a aquellas mujeres claves en sectores, a expertas, a directivas de peso y a otras mujeres que tengan potencial directivo o empresarial, estén asociadas a AED o no. La Diputación vizcaina nos lo apoya por dos años, aunque lo más probable es que su patrocinio tenga continuidad.
¿Se tratará de hacerlas visibles?
-Sí. Ayudarlas a que sean visibles y a llegar a los consejos de dirección. Para ello primero hay que conocerlas. A las instituciones vascas también les beneficiará.
¿Por qué?
-Porque sabrán con qué expertas pueden contar para recabar opiniones en sectores concretos. El Observatorio promocionará a esas mujeres para alcanzar esos consejos de administración que se nos resisten.
En el Centro de Liderazgo, además del Observatorio, habrá un Forum. -Sí. Donde se realizarán actividades desde formación hasta encuentros para fomentar la cooperación empresarial. El Forum impulsará la colaboración entre empresas, entidades, organismos. Al hablar de mujer y promoción parecería que necesitamos formación específica para acceder a los consejos de administración. Eso no puede ser así; la mayoría de los varones que están en estos puestos no la tienen. ¿Por qué nosotras precisamos un plus?
¿El Forum se centrará en formar? -Todo el mundo necesita formarse a lo largo de toda la vida en determinados temas y AED lo va a promover. Pero no será una Escuela como tal. Se harán cursos, foros de debates, desayunos de trabajo; traeremos a expertas nacionales e internacionales.
Incide en la colaboración ¿por qué?
-Por mi experiencia profesional. Si he llegado a donde estoy es por las alianzas. Si llego a estar sola estaría con mi academia de Erandio, pero para crecer tienes que salir, relacionarte. Es la única solución. Y no hace falta crear una sociedad, solo hay que cooperar con proyectos. En la nueva junta directiva de AED tenemos como leit motiv el cooperar, aliar, sumar.
Dicen algunos empresarios que tienen pavor laboral a la maternidad. ¿No somos todos y todas hijos/as de una mujer?
-(Sonrisas) Sí. Lo dicen los empresarios y también alguna empresaria. Estamos en una sociedad de envejecidos. Para mí, lo preocupante es la visión cortoplacista que se tiene de las cosas, sin políticas a futuro. Cada vez que entrevisto a alguien pienso que esa persona estará toda su vida trabajando conmigo y tendrá hijos, se pondrá enferma; le pasarán mil cosas como me suceden a mí. Pero no estoy cavilando solo en que va a tener un hijo, algo que puede ocurrir en algún momento. Pero también los hombres se cogen bajas.
Las estadísticas dicen que las mujeres cobran un 30% menos que los hombres. ¿Por qué sucede?
-Es un problema importante de raíz muy profunda. Porque las mujeres elegimos esas carreras donde no hay nichos de trabajo. Ahora mismo se ha hecho un estudio que subraya que habrá empleo en áreas técnicas y ahí no estamos las féminas
¿Cree que la presencia a la mujer en la FP ha ido empeorando?
-Estamos peor que antes. Además, en la FP solo elegimos formación profesional de sectores como sanitarios, turismos y demás… Nos situamos en sectores peor pagados, por lo que la brecha salarial se ampliará.
¿Qué se tendría que hacer?
-Un Plan de Actuación, pero no solo legislativo. Debemos aliarnos colaborativamente los centros educativos, las familias, las asociaciones, y todos los sectores empresariales para intentar que esto cambie. Porque se trata también de un tema de Educación, de los valores; en las familias todavía se sigue viendo mal que una niña se «desvíe» a sectores productivos más cualificados.
¿Hay que saber dónde están los nichos de trabajo y preparar a los chicos y chicas para que los ocupen?
-Sí. Pero eso no se hace de la noche a la mañana. Hay que ir a la raíz. Para eso necesitamos un pacto general a largo plazo entre los medios de comunicación, las escuelas, el profesorado, las familias, el empresariado… . No tiene sentido que sabiendo que en dos años necesitaremos ciertos trabajadores, no lo es estemos ya formando.
¿Le economía va más rápida que la sociedad?
-Sí. Los valores son fáciles de cambiar; las mujeres hemos avanzado mucho en poco tiempo. Pero lo que queremos es que estén donde haya empleo de calidad. Que la brecha salarial sea cero requiere un cambio no solo de tiempo, también social.
¿Como se acorta el tiempo?
-Con algo que no es popular, pero que yo apoyo: las cuotas. Muchas mujeres contrarias a ellas dicen que no hay que estar en el poder por cuotas, pero hay que recordarles que sin cuotas ellas no habrían llegado a él.
Como si todos los varones de los Consejos estuvieran por su valía
-Por eso me niego a que nuestra Asociación o el Centro de Liderazgo sean una Escuela. Hay que ir formándonos toda la vida, pero no para estar en los consejos de administración.
¿Existe en el ‘techo de cristal’?
-Las consultoras internacionales hablan ya del techo de cemento. En el Ibex 35 somos 3 mujeres. Una de cada cinco directivos es una mujer, mientras que el 60% de los universitarios son «ellas». Las cifras cantan.
¿Qué falla? ¿Qué habría que hacer?
-Trazar un Plan Amigable, sin imposiciones, con alianzas. Las leyes por sí solas no logran avances en igualad; hay que trabajar en valores. A nuestra sociedad le queda mucho camino por recorrer en esta línea.
Voy al súper y veo que casi todas las cajeras son mujeres; en el hospital, la mayoría. Pero es normal que el jefe de todas ellas sea un hombre. ¿Cree que hay alguna predisposición de género? ¿Algún gen?
-(Risas). Los roles sociales entre hombres y mujeres continúan vigentes. Los niños de 9-10 años en el Centro de Somorrostro se iban hacia la automoción y ellas a la peluquería. No se trata de ningún gen, sino de años y años de patriarcado; los cambios no se producen de un día para otro. Nosotras votamos apenas desde antesdeayer. Estamos en el mercado laboral desde hace nada. Es una cuestión de tiempo, pero también de acción.
Se gradúan más mujeres y con mejores notas. Pero hay menos contratadas, con trabajos peores cualificados y también con peores sueldos. ¿Por qué esa línea de corte?
-Porque estamos en sectores feminizados y mal pagados. Otra es que aún las estructuras de las empresas están muy masculinizadas. Hay organizaciones que no admiten a mujeres porque no tienen vestuarios para ellas y tendrían que hacer obras y no cambian las estructuras de las empresas. Los valores no se transforman de la noche a la mañana y las estructuras de las empresas tampoco. Además, ¿Quién elige al miembro de un Consejo? Un hombre que llamará a su amigo del colegio o al que comparte copa tras una reunión.