MARIA LUISA MOLINA , Directora Gestión ABAO
Licenciada en Ciencias Económicas y Empresariales, Universidad de Deusto. Mi trayectoria profesional siempre ha estado ligada al área financiera-contable en diversas empresas hasta mi incorporación a la ABAO en donde pasé a asumir la gerencia en el año 2007.
¿Cómo estás viviendo la situación actual?
Desde el punto de vista personal el principio del confinamiento lo llevé bastante bien porque soy una persona muy tranquila y no estuve agobiada al haber podido a nivel familiar llevar el confinamiento con mucho rigor. Todos los miembros de la familiar podíamos trabajar y estudiar desde casa con lo que el contacto con el exterior, era muy bajo.
A nivel profesional desde el día 18 de marzo estoy tele trabajando con mucha intensidad ya que desde el día 26 de marzo la mayor parte de la plantilla está en ERTE. Por ello entre los pocos que estamos trabajando hemos asumido las funciones de los que no están.
En los últimos días con tantos cambios de rumbo, de fechas… el agobio tanto personal como el profesional me está subiendo por momentos por la incertidumbre de la vuelta a la “nueva normalidad” a todos los niveles.
La gestión de la incertidumbre, ¿cómo se afronta el día a día?
Como muchos de los sectores en donde el parón de actividad ha sido total desde el decreto del estado de alarma, hemos ido día a día tomando decisiones a futuro con la incertidumbre en fechas en las que poder retomar la actividad.
A pesar de que la situación ha ido mejorando a nivel sanitario, en nuestro sector cada vez se están sembrando más dudas, no sé cuándo se podrá retomar la actividad. Lo han especificado en las fases intermedias pero siendo conscientes de que la adaptación a los medios aforos cambiará lo que ha venido siendo hasta ahora un espectáculo como el nuestro.
No será algo que se podrá retomar a corto plazo y costará muy mucho volver a la normalidad.
Para el sector de la cultura ¿qué va a ser fundamental los próximos meses?
Esta vuelta a la normalidad será más lenta que en otros sectores debido a que la concentración de espectadores en las salas de concierto (el aforo del Palacio Euskalduna es de 2.140 personas) es muy alto.
Por ahora están hablando de un 30%,50% del aforo en las diferentes fases pero ese aforo a nivel económico no es rentable. Los ingresos que se pueden generar no compensan los costes ni de lejos.
En nuestro caso el coste del alquiler del Palacio es una parte muy alta de nuestros costes.
Eso unido a que el público espectador es de una media de edad elevada, costará que el miedo desaparezca y vuelvan a estar en disposición de acudir a la ópera.
Tengo confianza en que, en la medida que se confirme que somos capaces de poner medios para la seguridad de las personas en el antes, durante y después de las funciones, el miedo irá desapareciendo.
Este momento deja algunos elementos positivos, ¿cuáles crees que son?
A nivel familiar ha sido muy positivo el haber podido pasar más tiempo en familia. Mis hijos tienen edades complicadas en las que los momentos familiares “intensos” son complicados en el día a día.
Con carácter general se ha percibido la solidaridad de la gente con los enfermos y con la gente necesitada de ayuda. Ha hecho que nos demos cuenta de que cuando hay que arrimar el hombro, la mayoría de las personas están dispuestas a ello.
Como dice el refrán salud, dinero y amor, por ese orden, siendo el primero el más importante. La salud no entiende de dinero ni de amores en situaciones como está. Está claro que se lleva por igual a unos y a otros, el virus no atiende a razones.
En lo profesional y en lo personal ¿cuáles están siendo tus aprendizajes? Alguna reflexión en voz alta.
En lo profesional, hemos tenido que inventarnos actividades que habitualmente no realizábamos para dar la idea de que ABAO por mucho que no pudiese realizar su actividad principal, ópera en directo, no estaba desaparecida. Hemos creado una plataforma (ABAO en casa) que da la posibilidad a todo tipo de público de ver ópera desde su casa a cualquier hora.
En lo personal la capacidad para habernos adaptado a vivir y trabajar en casa, algo que nunca había hecho y al mismo tiempo poder disfrutar de la familia. También es verdad que es un enganche demasiado fuerte porque las horas dedicadas al trabajo, están siendo excesivas debido a la situación y en algunos momentos he tenido que decir “ lo dejo , hago un parón y mañana será otro día”.
Se repite insistentemente que nuestra sociedad va a crecer en conciencia ¿aumentará la responsabilidad social, seremos más sostenibles, vislumbras un cambio de modelo?
Pues no sé si será un cambio de modelo para quedarse, pero sí, en este periodo se ha percibido una mayor sensibilidad social de la que yo creo que existía, ojalá dure mucho tiempo.
El problema al acabar este periodo será la crisis económica de la que costará mucho reponerse y por el camino muchas personas lo van a pasar muy mal, si no consiguen encontrar un puesto de trabajo.
¿Qué retos vas a tener por delante a partir de ahora como mujer directiva?
Mi principal reto como gerente va a ser conseguir que todos los trabajadores retomen la ilusión en el proyecto que tenían antes de esta crisis sanitaria y que de rebote se va a cargar parte de la economía.
En mi organización hay un porcentaje muy alto de mujeres con hijos y percibo que el tema de la conciliación se va a complicar si económicamente les afecta por tener que reducir la ayuda en casa, tanto de los abuelos como del servicio doméstico.
En el ERTE estamos complementando al 85% y unas cuantas personas sé que les está afectando porque en su casa son las que llevan el sueldo fijo. Algo que antes no se solía dar, ahora cada vez más las mujeres aportan a la economía familiar un porcentaje alto de los ingresos familiares.