La tasa de emprendimiento en Euskadi ronda el 5%, según el último informe GEM 2018/2019 (Observatorio del Emprendimiento), aún por debajo de la media de la UE y de las comunidades autónomas españolas. En cuanto al género, aunque ha habido un leve avance en la CAPV de las mujeres emprendedoras, el porcentaje es aún inferior, (en torno al 4%) -por cada diez hombres que emprenden hay ocho mujeres-, por lo que aún queda recorrido para alcanzar la igualdad en este ámbito.
Uno de los retos estratégicos de AED es precisamente a través de nuestro programa IMPULSA -que cuenta con el apoyo de la Diputación Foral de Bizkaia- fomentar el emprendimiento y la vocación empresarial entre las más jóvenes.
La Asociación presentó ayer a nuestras socias en un encuentro telemático el estudio “Las dificultades de las mujeres jóvenes para emprender y dirigir empresas”, enmarcado precisamente en el programa IMPULSA, y que ha realizado a través de encuestas con emprendedoras, empresarias y agentes relevantes de Euskadi. El proyecto IMPULSA lo conforma el estudio presentado ayer, que cuenta con el apoyo de Gobierno Vasco, y las medidas que la Asociación expone en el mismo para paliar estos obstáculos que encuentran las emprendedoras, para lo que cuenta con la colaboración de la Diputación Foral de Bizkaia.
El informe ahonda en las razones formativas, laborales y sociales que subyacen al bajo nivel de emprendimiento por parte de las mujeres jóvenes en Euskadi, e identifica los retos añadidos que tienen para dirigir empresas. Además propone medidas para hacer frente a estas desigualdades en esos ámbitos. “Desde priorizar empresas establecidas por mujeres, hasta invertir en negocios en los que el 35% de las posiciones directivas lo ostentan mujeres. Una de las tendencias es la creación de plataformas y redes de mujeres para apoyarse mutuamente y la generación de cursos y apoyo para mujeres en inversión”. El estudio concluye como máximo factor de freno el miedo de las mujeres a no estar suficientemente preparadas y no cumplir las expectativas.
La educación
El informe pone de manifiesto la clara influencia que la educación en el hogar tiene para las mujeres emprendedoras. Aunque la mayoría asume que la educación en sus hogares ha sido igualitaria, considera que no es así en la mayoría de casos. Sólo un 60% asume que esa educación le ha influido, lo que habla sobre la todavía, baja conciencia de hasta qué punto este aspecto resulta determinante de cara al éxito profesional de una niña en su futuro.
Además se identifica que desde pequeñas buscan con mucha más asiduidad la perfección, la reafirmación y reconocimiento de sus logros como fuente de “tranquilidad”.
En cuanto a la educación en centros se aprecia en las encuestas que según qué sectores formativos siguen muy dirigidos a público femenino o a masculino. Aunque la formación de las mujeres es igual o mejor que la de los hombres, el informe destaca que “es importante que se formen en los campos que más futuro y más negocio generan a nivel global como las nuevas tecnologías, la informática o la innovación. Es necesario además incentivar la formación en industria dando facilidades para la inserción laboral mediante planes concretos”.
Las razones socio-laborales
El otro eje que acomete el estudio para explicar el bajo porcentaje de emprendimiento femenino en Euskadi son las razones socio-laborales. El factor influyente más claro en la carrera profesional de la mujer es la maternidad. Por un lado ser madre se convierte en una motivación más a la hora de emprender, ya que se considera que ser emprendedora o autónoma da una flexibilidad que no otorga una jornada laboral convencional. Sin embargo, las encuestas revelan que todavía un alto porcentaje de mujeres madres siente dificultades para emprender, y destacan la importancia de que los hombres participen también en la conciliación.
Por otro lado, la brecha salarial sigue siendo un aspecto muy evidente para las mujeres estudiadas, que se asocia a esa descompensación que existe en los puestos de responsabilidad donde las mujeres aún no han acabado de encontrar un espacio; de ahí que se identifica como prioritaria la necesidad de generar medidas radicales contra la brecha salarial. Además, todas las jóvenes afirman la dificultad de entrar en un mundo masculino. Se entienden las cuotas como una medida razonable con la que comenzar a romper la inercia, y no como un fin en sí mismas.
La estabilidad es un factor que influye de forma consciente o no en las decisiones que toman las mujeres jóvenes. La consecuencia de todo ello es la dificultad de plantearse retos que se salen de “la zona de confort”, que conllevan un foco de atención mayor, tanto a nivel profesional como social, y sobre todo si supone liderar personas y equipos con mayor trascendencia.
En cuanto a las medidas para paliar este déficit, acercar a los hombres al feminismo es otro factor importante: involucrarlos y educarlos generando espacios también para ellos. En relación a esto último se destaca la importancia de visibilizar las nuevas masculinidades y aquellos casos de éxito de hombres que se alejan de estereotipos en su modo de entender el papel de ellos en el mundo laboral y personal.
El informe también deja claro que la implicación de todas las partes es importante, por ello se plantean incentivos para empresas como la creación de un certificado o que se hagan auditorías para evaluar los entornos de trabajo que generan espacios realmente neutros y de igualdad. Así mismo, se identifica a las instituciones públicas como clave en la implementación de políticas y medidas para la eliminación de los techos de cristal como inspiración para las empresas privadas.
Ya ha habido mujeres que han abierto camino en el mundo de los negocios. Por ello, hay que aprovechar esas vivencias y ese ejemplo, conectarlas con las jóvenes nuevas y asegurarse de no repetir los escenarios del pasado. En relación a ello, las mujeres analizadas valoran positivamente el facilitar redes de contactos y grupos especializados que permitan a diferentes mujeres de diferentes sectores relacionarse en sus ámbitos, unidas por intereses comunes más allá de ser mujeres, pero teniendo en cuento que lo son.